viernes, 3 de mayo de 2024

Capítulo 9: LA ACEPTACION DE LA EXPIACION. I. La aceptación de la realidad

 CAPITULO 9

LA ACEPTACIÓN DE LA EXPIACIÓN

 

I. La aceptación de la realidad.

1. Tener miedo de la Voluntad de Dios es una de las creencias más extrañas que la mente humana jamás haya podido concebir. 2Esto no habría podido ocurrir a no ser que la mente hubiese estado ya tan profundamente dividida que le hubiese sido posible tener miedo de lo que ella misma es. 3La realidad sólo puede ser una "amenaza" para lo ilusorio, ya que lo único que la realidad puede defender es la verdad. 4El hecho mismo de que percibas la Volun­tad de Dios -que es lo que tú eres- como algo temible, demues­tra que  tienes miedo de lo que eres. 5Por lo tanto, no es de la Voluntad de Dios de lo que tienes miedo, sino de la tuya.

Para que un hijo tenga miedo a la voluntad de su padre, dicho temor debe estar basado en alguna experiencia traumatizante causada por una falta de amor. 

Si empleo la lógica extraída de mis vivencias cercanas a la condición de padre y a la de hijo, tener miedo a la voluntad de un padre, tan solo puede responder a la ausencia de amor, la cual derivará en actos dementes propios de una mente enferma. Esta reflexión analiza el posible comportamiento de una mente dividida y que niega todo lazo de unidad con su creación.

No podríamos aplicar esa reflexión a la relación entre Dios y Su Creación, Su Hijo. Pues la Voluntad de Dios es Extenderse a través de su Hijo, por lo que Padre e Hijo son la misma Imagen y Semejanza. Si Dios es Perfecto, Su Hijo también lo es. 

Entonces, ¿por qué motivo tememos la voluntad de Dios? La respuesta, no es otra, que el uso que hace el Hijo del Atributo de la Voluntad, es decir, no teme a Dios, Su Padre, sino al Poder que ha heredado de Él. La voluntad es el principio creador por excelencia, es la causa que da lugar a todo efecto. Si la voluntad del Hijo no es la Voluntad del Padre, esto es, si de su Mente Creadora no emana la Visión de la Unidad, fabricará un mundo diferente al de Su Creador. Toda creación emanada de una Mente Dividida dará lugar a un mundo dividido. Podríamos expresarlo de otra manera: toda creación carente de la Esencia del Amor Unificador, dará lugar a un mundo donde habrá carencia de amor y presencia de miedo.

2. Tu voluntad no es la voluntad del ego, y por eso es por lo que el ego está contra ti. 2Lo que parece ser el temor a Dios es en realidad el miedo a tu propia realidad. 3En un estado de pánico no se puede aprender nada de manera consistente. 4Si el propó­sito de este curso es ayudarte a recordar lo que eres, y tú crees que lo que eres es algo temible, de ello se deduce forzosamente que no aprenderás este curso. 5Sin embargo, la razón de que el curso exista es precisamente porque no sabes lo que eres.

Así es, nuestra voluntad no es la voluntad del ego. Nuestra voluntad procede de nuestra verdadera Esencia, de nuestra verdadera identidad, de nuestra divinidad. El reconocimiento del ego de esa Voluntad, sería el reconocimiento de su inexistencia.

3. Si no sabes lo que es tu realidad, ¿por qué estás tan seguro de que es temible? 2La asociación que se hace entre la verdad y el miedo, que a lo sumo sería altamente artificial, es especialmente inadecuada en las mentes de aquellos que no saben lo que es la verdad. 3Lo único que esto quiere decir es que estás asociando arbitrariamente algo que se encuentra más allá de tu conciencia con algo que no deseas. 4Es evidente, pues, que estás juzgando algo de lo cual no tienes el menor conocimiento. 5Has urdido esta extraña situación de forma tal que te resulta imposible escapar de ella sin un Guía que sepa cuál es tu realidad. 6El propósito de este Guía no es otro que el de recordarte lo que deseas. 7Él no está tratando de imponerte una voluntad ajena. 8Está simplemente haciendo todo lo posible, dentro de los límites que tú le impones, por re-establecer tu propia voluntad en tu conciencia.

El hecho de que el Hijo de Dios tenga el poder de fabricar una falsa realidad y de percibirlo como su propia identidad, lo lleva a ser prisionero de sus propias ilusiones. 

Sumido en un profundo sueño, es víctima de las propias pesadillas que lo atormentan, pero se siente incapaz para abandonar ese estado caótico. Ese estado es el resultado de una mente errónea, que está necesitada de corrección y de guía.

4. Has aprisionado tu voluntad más allá de tu propia conciencia, donde todavía se encuentra, pero desde donde no puede ayu­darte. 2Cuando dije que la función del Espíritu Santo es separar lo falso de lo verdadero en tu mente, quise decir que Él tiene el poder de ver lo que has ocultado y reconocer en ello la Voluntad de Dios. 3Gracias a este reconocimiento, Él puede hacer que la Voluntad de Dios sea real para ti porque Él está en tu mente, y, por lo tanto, Él es tu realidad. 4Si la percepción que Él tiene de tu mente trae la realidad de ésta hasta ti, te está ayudando a recor­dar lo que eres. 5Lo único que puede ocasionar temor en este proceso es lo que tú crees que perderías. 6Lo único que realmente puedes tener, no obstante, es lo que el Espíritu Santo ve.

El mundo perceptivo al que ha dado lugar el uso de la voluntad del Hijo de Dios, le ha llevado a adquirir un estado de conciencia individualizada con la cual se ha identificado, limitando su nivel de percepción a la información que extrae del uso de los cinco sentidos.

El cuerpo físico se ha convertido en el envoltorio temporal que el ego ha asumido como su única identidad, negando la verdadera esencia del Espíritu. El sueño es su estado de conciencia preferido, y la muerte, con su precariedad, se convierte en su mejor argumento para negar toda vinculación con la divinidad.  

Tan solo la mente recta, brillará en nuestros sueños y nos ayudará a recordar lo que realmente somos. El despertar ira unido a la firme voluntad de crear con la única esencia verdadera, el amor, y todos nuestras creaciones tendrán como objetivo expandir la Unidad.

5. He subrayado en muchas ocasiones que el Espíritu Santo nunca te pedirá que sacrifiques nada. 2Pero si te pides a ti mismo el sacrificio de la realidad, el Espíritu Santo tiene que recordarte que ésa no es la Voluntad de Dios porque no es la tuya. 3No hay diferencia alguna entre tu voluntad y la de Dios: 4Si tu mente no estuviese dividida reconocerías que ejercer tu voluntad es la salvación por­que la salvación es comunicación.

El Espíritu Santo o Mente Recta, se manifiesta en nuestras noches oscuras de pesadilla, como la luz que difumina la oscuridad y nos facilita el proceso de despertar. No podemos pensar que su Guía actúa obligándonos a dirigir nuestra voluntad de una manera u otra. El principio de la Libertad está implícito en el principio de la voluntad. Si no reconocemos la guía que nos ofrece el Espíritu Santo y que nos llevará a corregir el rumbo equivocado, estaremos sacrificando la realidad, estaremos negando la luz y estaremos decidiendo continuar en el mundo de la oscuridad, sintiendo temor por el contenido de nuestras pesadillas. 

6. Es imposible comunicarse utilizando lenguas diferentes. 2 y tu Creador podéis comunicaros por medio de la creación porque ésa, y sólo ésa, es vuestra Voluntad conjunta. 3Una mente divi­dida no se puede comunicar porque habla en nombre de cosas diferentes a la misma mente. 4Al hacer esto, pierde la capacidad de comunicarse porque una comunicación confusa sencillamente no tiene ningún sentido. 5Es imposible comunicar un mensaje a menos que tenga sentido. 6¿Cuán sensatos pueden ser tus mensajes, cuando pides lo que no deseas? 7Sin embargo, mientras sigas teniendo miedo de tu voluntad, eso es precisamente lo que esta­rás pidiendo.

Nos quejamos, como consecuencia del temor que nos causa vivir en un mundo de oscuridad y pesadillas, sin embargo, decidimos negar la realidad que la luz nos muestra, cuando nos revela un mundo diferente al que percibíamos en nuestras pesadillas.

7. Tal vez insistas en que  el Espíritu Santo no te contesta, pero quizá sería más prudente examinar qué clase de peticionario eres. 2No pides únicamente lo que deseas. 3Ello se debe a que temes recibirlo, y ciertamente lo recibirías. 4Por eso es por lo que se lo sigues pidiendo al maestro que no puede dártelo. 5De él nunca podrás aprender qué es lo que deseas, y esto te da una ilusión de seguridad. 6Sin embargo, no puedes estar a salvo de la verdad, sino que sólo puedes estar a salvo en la verdad. 7La realidad es tu única seguridad. 8Tu voluntad es tu salvación porque es la misma que la de Dios. 9La separación no es más que la creencia de que es diferente.

Este punto me ha resultado muy revelador, pues arroja mucha luz a una situación de indecisión que estoy, actualmente, percibiendo.

Os la comparto, guiado por el ánimo de que os pueda ser de ayuda.

Me encuentro experimentando una situación en la que una iniciativa emprendida no se ha desarrollado como tenía previsto y han surgido muchos  inconvenientes, imprevistos, que están demorando alcanzar el resultado deseado. Los contratiempos que he ido percibiendo, han llegado a poner a prueba mi equilibrio y me están exigiendo gestionar, una y otra vez, mis emociones.

La situación ha alcanzado un estado de bloqueo, al menos así lo identifico. Solicito que me hagan llegar alguna información que me indique en qué estado se encuentra el proyecto emprendido y en el que tengo invertido dinero y tiempo. He de decir, que todo lo que está ocurriendo, me está permitiendo corregir estados mentales que sin duda no eran los correctos. A pesar de ello, aún percibo pensamientos de ansiedad a la hora de analizar lo que está sucediendo.

Pocos minutos antes de escribir estas líneas, he entregado al Espíritu Santo una pregunta cuya respuesta me ayudase a corregir mi ansiedad. Al hacerlo, he podido comprobar, que en mi "entrega" también existía ansiedad. Miré el pensamiento y descubrí que la causa de ansiedad se encontraba en una percepción errónea de la experiencia; descubrí la carencia de amor y, sobre todo, la falsa creencia en la separación.

Mientras hacía estas reflexiones, me encontraba caminando. Fue en la segunda vuelta, ya liberado de pensamientos de ansiedad, cuando volví a entregar la pregunta.

El Espíritu Santo utiliza los objetos temporales que percibimos en el mundo material, para ayudarnos a redirigir nuestra voluntad. Estoy seguro, de que cada uno de vosotros sabrá identificar experiencias en las que "ver" la respuesta del Espíritu Santo.

Frecuentemente, mi comunicación con la Mente Recta se lleva a cabo a través de señales y rótulos: "Caminaba, cuando mi mirada se posó sobre una serie de señales, a lo largo de mi trayectoria, en las que se podía leer "Salida". Seguí las indicaciones, sin tener que cambiar mi rumbo, y al final, para salir del camino elegido, una nueva señal, en esta ocasión de tráfico, me invitaba a "ceder el paso", es decir, me invitaba a esperar"

Sabía, en ese momento, que mi Mente Recta me estaba guiando para que dirigiese mi voluntad en un sentido en concreto: la salida se encuentra cediendo el paso, esperando.

¿Cómo saber que esa es la respuesta correcta? La respuesta a esta cuestión es sencilla. Está inspirada desde el amor, visualizando a todas las personas que intervienen formando parte de una unidad. Y, sobre todo, el resultado de la decisión debe perseguir que nadie gane, ni nadie pierda. 

8. Ninguna mente recta podría creer que su voluntad es más fuerte que la de Dios. 2Si una mente cree que su voluntad es diferente de la de Él, entonces sólo puede concluir o bien que Dios no existe o bien que Su Voluntad es temible. 3La primera conclusión da lugar al ateo, y la segunda, al mártir, que cree que Dios exige sacrificios 4Cualquiera de esas dos conclusiones de­mentes producirá pánico, ya que el ateo cree estar solo, y el már­tir que Dios lo está crucificando. 5No obstante, nadie quiere sentirse abandonado o sufrir represalias, aunque es posible que muchos procuren ambas cosas. 6¿Puedes acaso pedirle al Espíritu Santo semejantes "regalos" y esperar recibirlos? 7Él no puede darte lo que tú no deseas. 8Cuando le pides al Dador Universal lo que no quieres, le estás pidiendo lo que no se puede dar porque nunca se creó. 9Y nunca se creó porque nunca fue lo que tu volun­tad dispuso para ti.

La Voluntad por la que hemos sido creados y para la que hemos sido creados, es la misma y única Voluntad, la de Amar. Hemos sido creados por el Amor y para Amar. Dar lo que no se es, es ilusión; dar lo que no se tiene es engaño. El conflicto surge cuando decidimos que nuestra voluntad es diferente a la Voluntad de Amar. 

Cuando experimentamos la carencia, buscamos en la divinidad la ayuda para que nuestra vida sea abundante. Si estamos enfermos, pedimos sanar. Pero, cuando nuestras súplicas se basan en la creencia en la necesidad, lo hace desde la ignorancia de lo que realmente somos, lo hace con la visión del ego, el cual fundamenta sus creencias en el miedo y en la separación.

La necesidad, el sufrimiento, la enfermedad, son consecuencias de una mente no recta y que cree en la separación. Es la rectitud de esa mente lo que nos hará retornar a la abundancia, a la felicidad, a sanar.

9.  En última instancia todo el mundo tiene que recordar la Volun­tad de Dios porque, en última instancia, todo el mundo tiene que reconocerse a sí mismo. Este reconocimiento es el reconocimiento de que su voluntad y la de Dios son una. 3En presencia de la verdad, no hay descreídos ni sacrificios. 4En la seguridad de la realidad, el miedo no tiene absolutamente ningún sentido. 5Negar lo que simplemente es, tan sólo puede dar la impresión de que es temible. 6El miedo no puede ser real sin una causa, y Dios es la única Causa. 7Dios es Amor y Él es ciertamente lo que tú deseas. 8Ésa es tu voluntad. 9Pide esto y se te concederá, porque estarás pidiendo únicamente lo que ya te pertenece.

¿Qué padre ofrecerá dolor y sufrimiento a su hijo si sabe que su causa es la falta de amor?

¿No es más lógico que ese padre ofrezca a su hijo amor para poner fin a sus desdichas?

Si la causa del sufrimiento y del dolor es la creencia en la separación, el padre ayudará a su hijo a corregir ese error.

Cuando tengamos la total certeza de lo que somos, no necesitaremos pedir que se nos conceda el amor, pues sabremos que esa es nuestra verdadera condición. ¿Para qué pedir lo que ya somos? Mientras que esa certeza no sea una firme realidad, pediremos al Padre que nos ayude a recordar lo que somos.

10. Cuando le pides al Espíritu Santo, lo que te podría hacer daño Él no puede contestarte porque no hay nada que te pueda hacer daño, y por lo tanto, no estás pidiendo nada. 2Cualquier deseo que proceda del ego es un deseo de algo que no existe, y solici­tarlo no constituye una petición. 3Es simplemente una negación en forma de petición. 4El Espíritu Santo no le da importancia a la forma, ya que sólo es consciente de lo que tiene significado. 5El ego no puede pedirle nada al Espíritu Santo porque no existe comunicación entre ellos. 6Tú, en cambio, puedes pedirle todo porque las peticiones que le haces a Él son reales, al proceder de tu mente recta. 7¿Negaría el Espíritu Santo la Voluntad de Dios? 8¿Y podría dejar de reconocerla en Su Hijo?.

El padre que trate de responder a las peticiones irreales de su hijo, lo que estaría haciendo es perpetuar su error. Contestar desde la ilusión, con el deseo de satisfacer una petición ilusoria es, cuanto menos, demencial. 

11. No te das cuenta de la enorme cantidad de energía que desper­dicias negando la verdad. 2¿Qué le dirías a alguien que se empeña en intentar lo imposible, creyendo que lograrlo es tener éxito? 3La creencia de que para poder ser feliz tienes que tener lo imposible está en total desacuerdo con el principio de creación. 4Dios no pudo haber dispuesto que tu felicidad dependiese de lo que nunca podrías tener. 5El hecho de que Dios es Amor no requiere que se crea en ello, pero sí requiere aceptación. 6Puedes cierta­mente negar los hechos, pero no puedes hacer que cambien. 7Si te tapas los ojos con las manos, no podrás ver porque estarás interfi­riendo en las leyes de la visión. 8Si niegas el amor, no podrás conocerlo porque tu cooperación es la ley de su existencia. 9No puedes cambiar las leyes que tú no promulgaste, las leyes de la felicidad fueron creadas para ti, no por ti.

El dicho popular que reza: "No hay más ciego que el que no quiere ver", viene a explicar lo que nos enseña este punto. Nuestra ceguera radica en nuestro deseo de no querer ver. No podremos negar que el Amor es nuestra verdadera realidad por no querer aceptarlo.

12. Cualquier intento de negar lo que simplemente es tiene necesariamente que producir miedo, y si el intento es fuerte producirá pánico. 2Querer imponer tu voluntad en contra de la realidad, aunque es imposible, puede convertirse en una obcecación, a pesar de que ése no es realmente tu deseo. 3Mas examina el resultado de ésta extraña decisión: 4Estás dedicando tu mente a lo que no deseas. 5¿Cuán real puede ser esa dedicación? 6Si realmente no deseas eso que persigues, es que nunca fue creado. 7Y si nunca fue creado, no es nada. 8¿Puedes realmente estar dedicado a lo que no es nada?

Seguro que te habrás hecho esa misma pregunta en alguna ocasión. ¿Por qué nos obcecamos en creer en la identidad que nos origina tanto dolor, cuando no es ese el deseo de nuestra mente?

La enseñanza de Un Curso de Milagros nos revela, que la "percepción errónea es el deseo de que las cosas sean diferentes de como son" (T-8.IX.2:1). No podemos menospreciar el poder que tiene el deseo. Como bien recoge el Texto, "desea lo que quieres, y eso será lo que contemplarás y creerás que es real" (T-21.VII.13:6).

Si nuestro deseo cree en la separación, no podremos engañarnos. Ese es el error que da lugar a nuestros sufrimientos. Corregir ese deseo alineará la causa y el efecto, y el amor sustituirá al miedo.

13. Dios en Su dedicación a ti te creó dedicado a todo, y te dio aquello a lo que estás dedicado. 2De otra manera no habrías sido creado perfecto. 3La realidad lo es todo, y tú lo tienes todo por­que eres real. 4No puedes crear lo irreal porque la ausencia de realidad es temible y él miedo no es algo que pueda ser creado. 5Mientras sigas creyendo que es posible tener  miedo, no podrás crear. 6Dos órdenes de realidad que se oponen entre sí privan a la realidad de todo significado, y la realidad es significado.

Tan solo lo que es real es verdad. Tan solo lo que es verdad no cambia. El Amor, es real, es verdad y es Eterno. 

Lo que es irreal es falso. Todo lo que es falso no perdura. El miedo es irreal, es falso y no existe.

14. Recuerda, pues, que la Voluntad de Dios es posible ya, y que nada más lo será nunca. 2En esto reside la simple aceptación de la realidad porque sólo eso es real. 3No puedes distorsionar la reali­dad y al mismo tiempo saber lo que es. 4Y si la distorsionas expe­rimentarás ansiedad, depresión y finalmente pánico, pues estarás tratando de convertirte a ti mismo en algo irreal. 5Cuando sientas esas cosas, no trates de buscar la verdad fuera de ti mismo, pues la verdad sólo puede encontrarse dentro de ti. 6Di, por lo tanto: 

7Cristo está, en mí, y donde Él está. Dios tiene

que estar, pues Cristo es parte de Él.


¡Qué así sea!

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 124

LECCIÓN 124

Que no me olvide de que soy uno con Dios.

1. Hoy volvemos a dar gracias de que nuestra Identidad se encuentre en Dios. 2Nuestro hogar está a salvo; nuestra protec­ción garantizada en todo lo que hacemos, y tenemos nuestra disposición el poder y la fuerza para llevar a cabo todo cuanto emprendamos. 3No podemos fracasar en nada. 4Todo lo que tocamos adquiere un brillante resplandor que bendice y que sana. 5En unión con Dios y con el universo seguimos adelante llenos de regocijo, teniendo presente el pensamiento de que Dios Mismo va con nosotros a todas partes.

2. ¡Cuán santas son nuestras mentes!. 2Todo cuanto vemos refleja la santidad de la mente que es una con Dios y consigo misma. 3¡Cuán fácilmente desaparecen los errores y la muerte da paso a la vida eterna! 4Nuestras luminosas huellas señalan el camino a la verdad, pues Dios es nuestro Compañero en nuestro breve recorrido por el mundo. 5Y aquellos que vienen para seguirnos reconocerán el camino porque la luz que nos acompaña se rezaga; si bien, no se separa de nosotros según seguimos ade­lante.

3. Lo que recibimos es el eterno regalo que hemos de dar a aque­llos que han de venir después, así como a los que vinieron antes o a los que estuvieron con nosotros por algún tiempo. 2Dios, que nos ama a todos con el amor equitativo con el que fuimos crea­dos, nos sonríe y nos ofrece la felicidad que dimos.

4. Hoy no pondremos en duda Su Amor por nosotros, ni cuestio­naremos Su protección ni Su cuidado 2Ninguna absurda ansie­dad podrá venir a interponerse entre nuestra fe y nuestra conciencia de Su Presencia. 3Hoy somos uno con Él en reconoci­miento y en recuerdo. 4Lo sentimos en nuestros corazones. 5Sus Pensamientos se encuentran en nuestras mentes y nuestros ojos ven Su hermosura en todo cuanto contemplamos. 6Hoy vemos únicamente lo amoroso y lo que es digno de amor.

5. Lo vemos en lo que aparenta ser doloroso, y el dolor da paso a la paz. 2Lo vemos en los que están desesperados; en los tristes y en los compungidos, en los que creen estar solos y amedrentados y a todos se les devuelve la tranquilidad y la paz interior en la que fueron creados. 3Y lo vemos igualmente en los moribundos y en los muertos, restituyéndolos así a la vida. 4podemos ver todo esto porque primero lo vimos en nosotros mismos.

6. A aquellos que saben que son uno con Dios jamás se les puede negar ningún milagro. 2Ni uno solo de sus pensamientos carece del poder de sanar toda forma de sufrimiento en cualquier per­sona, sea ésta de tiempos pasados o aún por venir, y de hacerlo tan fácilmente como en las que ahora caminan a su lado. 3Sus pensamientos son intemporales, y no tienen nada que ver con el tiempo ni con la distancia.

7. Nos unimos a esta conciencia al decir que somos uno con Dios. 2Pues con estas palabras afirmamos también que estamos sanos y salvos, y que podemos salvar y sanar. 3Ahora queremos dar lo que hemos recibido. 4Pues queremos conservar los regalos que nuestro Padre nos dio. 5Hoy deseamos tener la experiencia de que somos uno con Él, de modo que el mundo pueda compartir con nosotros nuestro reconocimiento de la realidad. 6Al nosotros tener esta experiencia el mundo se libera. 7Y al negar que estamos separados de nuestro Padre, el mundo sana junto con nosotros.

8. ¡Que la paz sea contigo hoy! 2Asegura tu paz practicando la conciencia de que eres uno con tu Creador, tal como Él es uno contigo. 3En algún punto hoy, cuando te parezca más conve­niente, dedica media hora al pensamiento de que eres uno con Dios. 4Ésta es la primera vez que intentamos llevar a cabo una sesión prolongada para la cual no se establecen reglas ni se sugie­ren palabras especiales con las que dirigir la meditación. 5Hoy confiaremos en que la Voz de Dios nos hablará cuando lo crea oportuno, seguros de que no habrá de fallar. 6Mora en Él durante esa media hora. 7Él se encargará del resto.

9. ¡El beneficio que ello te ha de aportar no será menor porque creas que no está pasando nada. 2Quizá no estés listo hoy para aceptar estas ganancias. 3Pero en algún punto y en algún lugar, llegarán a tu conciencia, y no podrás sino reconocerlas cuando afloren con certeza en tu mente. 4Esta media hora estará enmar­cada en oro, y cada minuto será como un diamante incrustado alrededor del espejo que este ejercicio te ofrece. 5Y verás en él la faz de Cristo, reflejando la tuya.

10. Tal vez hoy, tal vez mañana, veas tu propia transfiguración en el espejo que esta santa media hora te presenta para que te mires en él. 2Cuando estés listo, la encontrarás allí, en tu mente, en espera de ser hallada. 3Recordarás entonces el pensamiento al que dedicaste esta media hora, y lleno de agradecimiento te darás cuenta de que jamás habrías podido invertir mejor el tiempo.

11. Tal vez hoy, tal vez mañana, mires en ese espejo y comprendas que la inmaculada luz que ves emana de ti; que la hermosura que en él contemplas es la tuya propia. 2Considera esta media hora como el regalo que le haces a Dios, con la certeza de que lo que Él te dará a cambio será una sensación de amor que sobrepasa tu entendimiento; una dicha tan profunda que excede tu compren­sión y una visión tan santa que los ojos del cuerpo no la pueden ver. 3Sin embargo, puedes estar seguro de que algún día, tal vez hoy, tal vez mañana, entenderás, comprenderás y verás.

12. Añade más gemas al marco dorado que rodea al espejo que hoy se te ofrece repitiendo cada hora para tus adentros:

2Que no me olvide de que soy uno con Dios, en unión con todos mis hermanos y con mi Ser, en eterna paz y santidad.

¿Qué me enseña esta lección? 

Hoy he tomado consciencia de lo importante que es tener la certeza de que somos Uno con Dios. Ha sido fulgurante y revelador. He sido consciente, de cómo es fácil y habitual seguir los patrones fabricados por el ego. Es muy sutil, y cuando estás alimentando esa sutilidad no acabas de ver que en realidad estás viviendo una ilusión, donde el peso del pasado juega un papel muy importante. 

Cada vez que emitimos un juicio basado en la necesidad, por ejemplo: “que mala suerte tengo”; “la vida me está poniendo a prueba”; “mi felicidad depende de lo que les ocurre a mis seres queridos” o  “mi paz es imposible con los problemas que tengo”, estamos creyendo que, por alguna razón, somos merecedores de esas situaciones y nos identificamos con ellas, hasta el punto que “invitamos” a nuestra mente a tener pensamientos sombríos, pesimistas y tristes. 

Pero ocupar nuestra mente con ese tipo de pensamientos es alejarnos de la verdad y servir al error. Cada vez que de nuestros labios salen palabras que hablen de enfermedad, de necesidad, de dolor, de miedo, de castigo, de sufrimiento, de victimismo, de sacrificio, de separación, estamos alimentando el error, al tiempo que estamos negándonos a nosotros mismos. 

Reflexionemos un momento. Si Dios es la Perfección, es la Salvación, es la Plenitud. Si es impecable e invulnerable. ¿Veis a Dios hablando de dolor, de muerte, de enfermedad, de castigo? No, verdad. No podemos verlo, pues esos conceptos son fabricaciones del ego. 

El Hijo de Dios, es decir, cada uno de nosotros, somos perfectos, estamos a salvo, sanos, plenos. Somos eternos, impecables e invulnerables. Somos tal y como Dios nos ha creado. Entonces, si creemos con certeza que Somos Uno con Dios, dejemos de utilizar las fabricaciones del ego y seamos Creadores al servicio de nuestro Padre.



Ejemplo-Guía: "Cuando te sientas "bajo", recuerda de que eres uno con Dios"


Esta técnica no debe resultarnos desconocida, pues la hemos empleado mucho en nuestros primeros años de vida. Suele ocurrir, sobre todo para los que tienen mala memoria, como yo, que hayamos olvidado esa experiencia en la que nos sentíamos permanentemente protegidos por la presencia de nuestros padres.

En la medida en que hemos ido creciendo, con la edad, hemos ido alejándonos de esa necesidad básica de nuestra niñez, y ahora, en la nueva condición de adolescente, experimentamos una nueva necesidad, la cual, tan solo se ve satisfecha cuando somos consciente de nuestra individualidad. 

Ese tránsito viene acompañado por el "olvido" de que formamos parte de un hogar a través del cual podemos reconocer nuestra identidad, La rebeldía propia de la adolescencia nos lleva muchas veces a renegar de nuestra identidad familiar. Es como si estuviésemos recapitulando el proceso espiritual que nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos en la actualidad.

El precio de ganar nuestra individualidad ha dado lugar al ego y ha propiciado la errónea creencia de que estamos separados de nuestro Creador. Somos un cuerpo sometido a las leyes del espacio y del tiempo.

Elegir la individualidad, elegir la separación, es elegir la senda del miedo, de la culpa, del dolor, del sufrimiento, del odio, de la enfermedad, de la muerte.

El mundo que el ego ha fabricado se sustenta de la ilusión y mantiene a la conciencia sumida en un sueño, donde hemos olvidado lo que realmente somos.

Dentro del mundo del sueño, podemos tomar consciencia de que somos los soñadores, lo que significa que tenemos acceso a una información que nos permite elegir de nuevo. En esa elección, decidimos tener sueños felices y nuestra percepción errónea se transforma en una percepción verdadera.

A partir de ese momento, decidimos vivir la vida desde la visión de la unidad y asumimos nuestra función en el plan de salvación que Dios ha dispuesto para Su Hijo.

Cuando estamos recorriendo esa nueva senda, podemos encontrarnos con nuevos obstáculos en el camino y nuestro estado anímico puede experimentar lo que coloquialmente llamamos "bajón". En esos momentos de duda, de inseguridad, tenemos que recuperar la actitud desplegada cuando éramos niños, es decir, tenemos que recuperar la confianza en nuestros padres y dirigirnos a ellos con la certeza de que sabrán aportarnos la paz que necesitamos. Lo que quiero decir con ello, es que en los momentos "bajos", recordemos nuestra condición espiritual y reforcemos desde la certeza, que somos uno con Dios. 


Reflexión: ¿Has experimentado la presencia de Dios en tu interior? ¿Cómo te has sentido?

jueves, 2 de mayo de 2024

Capítulo 8. IX. La curación como resultado de una percepción corregida.

 IX. La curación como resultado de una percepción corregida

1. Dije antes que el Espíritu Santo es la Respuesta. 2Él es la Res­puesta a todo porque conoce la respuesta a todo. 3El ego no sabe lo que es una verdadera pregunta, si bien plantea un sinnúmero de ellas. 4Mas tú puedes aprender lo que es una verdadera pre­gunta a medida que aprendas a poner en duda el valor del ego, y desarrolles así tu capacidad para evaluar sus preguntas. 5Cuando el ego te tiente a enfermar no le pidas al Espíritu Santo que cure al cuerpo; pues eso no sería sino aceptar la creencia del ego de que el cuerpo es el que necesita curación. 6Pídele, más bien, que te enseñe cómo percibir correctamente el cuerpo, pues lo único que puede estar distorsionado es la percepción. 7Sólo la percep­ción puede estar enferma porque sólo la percepción puede estar equivocada.

La información que se recoge en este apartado es todo un reto para la manera de pensar del ego. Aceptar que no somos un cuerpo, el pilar central de las creencias en la que se sustenta el sistema de pensamiento del ego, sería un reconocimiento de su inexistencia. De ahí, que tengamos resistencia en reconocer tal hecho: No somos el cuerpo que creemos ser.

Si nuestra identidad, nuestro cuerpo, no es real, la enfermedad, tampoco lo es. Si la causa de nuestro error se encuentra en lo que percibimos como real, lo que verdaderamente tenemos que corregir, es la percepción errónea y sustituirla por una percepción verdadera.

Desde la visión del ego no podremos realizar esa corrección. Tan sólo una mente sana podrá conseguir una percepción sana. Esa mente sana es la Mente que nos ofrece el Espíritu Santo, pues ese Pensamiento es el que nos hace Uno con Dios.

2. La percepción errónea es el deseo de que las cosas sean diferen­tes de como son. 2La realidad de todas las cosas es totalmente inocua porque la condición de su realidad es la inocuidad total. 3Ésa es también la condición de la conciencia que tienes de su realidad. 4Tú no tienes que buscar la realidad. 5La realidad te buscará y te encontrará cuando satisfagas sus condiciones. 6Sus con­diciones son parte de lo que ella es. 7Y esa parte es lo único que depende de ti. 8El resto tiene lugar por su cuenta. 9Necesitas hacer tan poco, porque tu parte, aunque pequeña, es tan poderosa que te brindará la totalidad. 10Acepta, por lo tanto, la pequeña parte que te corresponde y deja que la totalidad sea tuya.

Percibimos erróneamente porque deseamos que las cosas sean diferentes de como son. No hay otra respuesta y no la hay por la sencilla razón de que no podemos cambiar lo que es real, salvo que lo deseemos.

La condición de lo real es su inalterabilidad, su intemporalidad, su inocuidad.

En cambio, nuestra creencia en desear que las cosas sean diferentes, es decir, que sean temporales, alterables, cambiantes, es lo que nos lleva a percibir una identidad falsa e ilusoria.

Lo único que se nos pide es percibir correctamente, y la única condición que tenemos que  aceptar es que somos eternos, perfectos y puros.

3. La plenitud cura porque es algo propio de la mente. 2Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar. 3Son intentos de reforzar el sueño debido al miedo a despertar. 4Ésta es una forma patética de tratar de no ver inutilizando la facultad de ver. 5"Descansa en paz" es una bendición para los vivos, no para los muertos, ya que el descanso procede de despertar, no de dormir. 6Dormir es aislarse; desper­tar, unirse. 7Los sueños son ilusiones de unión porque reflejan las nociones distorsionadas del ego con respecto a lo que significa unirse. 8El Espíritu Santo, no obstante, aprovecha también el tiempo que pasas durmiendo, y puede, si se lo permites, utilizar los sueños que tienes mientras duermes para ayudarte a desper­tar.

Si nuestra consciencia se mantuviese despierta en la Plenitud de la Unidad, careceríamos de la percepción errónea del miedo. Al desear ver las cosas de manera distinta a como son, la percepción errónea sustituyó a la percepción verdadera, dando lugar a la creencia de que estamos separados de la creación. Ese estado de percepción, se describe como estar "dormido".

El deseo de ser diferente a lo que realmente somos, nos ha llevado a fabricar la falsa identidad del cuerpo. Recordar nuestra verdadera realidad es lo que se describe como "despertar" y para alcanzar ese estado, tenemos la ayuda del Espíritu Santo, o lo que lo mismo, la Mente Correcta, que nos permitirá visionar la realidad del Espíritu.

4. La manera en que te despiertas indica cómo usaste el tiempo que pasaste durmiendo. 2¿A quién se lo ofreciste? 3¿Bajo que maestro lo pusiste? 4Siempre que te despiertas desanimado es que no se lo ofreciste al Espíritu Santo. 5Sólo cuando te despiertas feliz utilizaste el tiempo que pasaste durmiendo en armonía con Su propósito. 6Dormir puede ciertamente "drogarte" si lo usas inde­bidamente en favor de la enfermedad. 7Dormir no es una forma de muerte de la misma manera en que la muerte no es una forma de inconsciencia. 8La inconsciencia total es imposible. 9Puedes descansar en paz debido únicamente a que estás despierto.

Servir al maestro correcto, es servir al Espíritu Santo. Servir, significa en este contexto, la dirección en la que orientamos nuestro corazón. Si nuestro corazón "sirve" a la creencia de que somos un cuerpo material, entonces permaneceremos dormidos y seguiremos siendo víctimas de los efectos del miedo. 

En cambio, si nuestro corazón "sirve" a lo Esencial, al Amor, a la Unidad, al Espíritu, entonces, nuestro despertar será una realidad.

5. La curación es la liberación del miedo a despertar, y la substi­tución de ese miedo por la decisión de despertar. 2La decisión de despertar refleja la voluntad de amar, puesto que toda curación supone la sustitución del miedo por el amor. 3El Espíritu Santo no puede distinguir entre distintos grados de error, pues si ense­ñase que una forma de enfermedad es más grave que otra, estaría enseñando que un error puede ser más real que otro. 4Su función es distinguir únicamente entre lo falso y lo verdadero, y reempla­zar lo falso por lo verdadero.

"Toda curación supone la sustitución del miedo por el amor". Esta frase resume de manera esclarecedora y comprensible, el contenido de este capítulo. Al igual que no hay grados de dificultad en los Milagros, tampoco hay grados de importancia en los errores.

6. El ego, empeñado siempre en debilitar a la mente, trata de separarla del cuerpo en un intento de destruirla. 2Mas en reali­dad cree que la está protegiendo. 3Esto se debe a que cree que la mente es peligrosa, y que privarte de ella es curarte. 4Pero pri­varte de tu mente es imposible, puesto que eso significaría des­truir lo que Dios creó. 5El ego detesta la debilidad, si bien trata por todos los medios inducirla. 6El ego desea únicamente lo que odia. 7Para el ego eso es perfectamente lógico. 8Y puesto que cree en el poder del ataque, el ego quiere atacar.

Como podemos interpretar de este punto, el ambiente propicio para el ego es la contrariedad, los opuestos, la división, la dualidad, lo incongruente, y sobre todo, persigue debilitar a la mente, pues de este modo oculta el reconocimiento de su inexistencia, en un intento de quitar a la mente el poder de fabricar lo irreal.

7. La Biblia, te exhorta a que seas perfecto, a que sanes todo error, a que no te preocupes por el cuerpo por el hecho de que sea algo separado, y a que hagas todo en mi nombre. 2Mas no se trata solamente de mi nombre, pues nuestra identidad es una identi­dad compartida. 3El Hijo de Dios sólo tiene un Nombre, y se te exhorta a que lleves a cabo obras amorosas porque compartimos esa unicidad. 4Nuestras mentes son íntegras porque son una. 5Si estás: enfermo te estás aislando de mí. 6Mas no te aíslas única­mente de mí, 7sino que te aíslas de ti y de mí.

El estado o efecto de la enfermedad es la consecuencia directa de un proceso de percepción errónea, o lo que es lo mismo, de sustituir el amor por el miedo, la unidad por el aislamiento.

8. Seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que este curso es muy práctico, y de que lo que dice es exactamente lo que quiere decir. 2Yo no te pediría que hicieses algo que tú no puedes hacer, y es imposible que yo pudiese hacer algo que tú no puedas hacer. 3Teniendo esto en cuenta, y teniéndolo en cuenta muy literalmente, nada puede impedir que hagas exactamente lo que yo te pido, y todo te exhorta a que lo hagas. 4Yo no te impongo límites porque Dios no te impone ninguno. 5Cuando te limitas a ti mismo, no somos de un mismo sentir, y eso es lo que es la enfermedad. 6La enfermedad, no obstante, no es algo que se ori­gine en el cuerpo, sino en la mente. 7Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está acep­tando un propósito unificado.

De nuevo, este punto viene a reafirmar el origen o la causa de la enfermedad. Tenemos que sustituir la falsa creencia de que dicho origen se encuentra en el cuerpo. El cuerpo tan solo manifiesta los errores de percepción de la mente. Son los pensamientos de miedo y aislamiento los que están realmente enfermos por ser erróneos a la verdadera realidad.

9. La única manera, por lo tanto, en que el Espíritu Santo cura es unificando propósitos. 2Esto se debe a que dicha unificación es el único nivel en el que la curación tiene sentido. 3Re-establecer el significado en un sistema de pensamiento caótico es la manera de sanarlo. 4Tu tarea consiste únicamente en satisfacer las condicio­nes del significado, puesto que el significado en sí es de Dios. 5Por otra parte, tu retorno al significado es esencial para lo que Dios significa porque tu significado es parte de Su significado. 6Tu curación, por lo tanto, es parte de Su salud, puesto que es parte de Su Plenitud. 7Él no puede perder Su Plenitud, pero es posible que tú no la conozcas. 8Con todo, Su Voluntad sigue siendo que tú la conozcas, y Su Voluntad impera para siempre y en todas las cosas.

Rectificar el significado en nuestro sistema de pensamiento es la condición que se nos pide para sanar. No podemos servir a dos propósitos distintos, como no podemos servir a dos señores a la vez. O creemos que somos un cuerpo o creemos que somos Espíritu. Servir al verdadero propósito exige conocer el verdadero significado. En este sentido, tan sólo el Espíritu conserva el verdadero significado pues se sustenta en la Verdad, en lo Eterno y Pleno.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 123

LECCIÓN 123

Gracias Padre por los regalos que me has concedido.

1. Sintámonos agradecidos hoy. 2Hemos llegado a sendas más lle­vaderas y a caminos más despejados. 3Ya no nos asalta el pensa­miento de volver atrás, ni resistimos implacablemente a la verdad. 4Aún hay cierta vacilación, algunas objeciones menores y cierta indecisión, pero puedes sentirte agradecido por tus logros, los cuales son mucho más grandes de lo que te imaginas.


2. Dedicar ahora un día a sentirte agradecido te aportará el benefi­cio adicional de poder tener un atisbo de lo grande que ha sido tu progreso y de los regalos que has recibido. 2Alégrate hoy, con amoroso agradecimiento, de que tu Padre no te haya abandonado a tu suerte, ni de que te haya dejado solo vagando en las tinieblas. 3Agradece que te haya salvado del ser que creíste haber hecho para que ocupara Su lugar y el de Su creación. 4Dale gracias hoy.

3. Da gracias de que Él no te haya abandonado, y de que Su Amor ha de refulgir por siempre sobre ti, eternamente inmutable. 2Da gracias asimismo por tu inmutabilidad, pues el Hijo que Él ama es tan inmutable como Él Mismo. 3Agradece que se te haya salvado. 4Alégrate de tener una función que desempeñar en la salvación. 5Siéntete agradecido de que tu valía exceda con mucho los míse­ros regalos que le diste a quien Dios creó como Su Hijo y de que excede también los mezquinos juicios que emitiste en contra suya.

4. Elevaremos hoy nuestros corazones llenos de agradecimiento por encima de la desesperanza, y alzaremos nuestros ojos agra­decidos, que ya no mirarán al suelo. 2Hoy entonaremos el himno de gratitud, en honor al Ser que Dios ha dispuesto que sea nues­tra verdadera Identidad en Él. 3Hoy le sonreiremos a todo aquel que veamos y marcharemos con paso ligero según seguimos ade­lante a llevar a cabo nuestro cometido.

5. No caminamos solos. 2damos gracias de que a nuestra sole­dad haya venido un Amigo a traernos la Palabra salvadora de Dios. 3Gracias a ti por escucharlo. 4Su Palabra es muda si no se la oye. 5Al darle las gracias a Él se te dan a ti también. 6Un mensaje que no se haya oído no puede salvar al mundo, por muy poderosa que sea la Voz que lo comunique o por muy amoroso que sea el mensaje.

6. Gracias a ti que has oído, pues así te vuelves el mensajero que lleva la Voz de Él consigo y que la deja resonar por todo el mundo. 2Acepta hoy las gracias que Dios te da, al darle tú las gracias a Él. 3Pues Él quiere ofrecerte las gracias que tú le das, puesto que acepta tus regalos llenos de amorosa gratitud y te los devuelve multiplicados miles y cientos de miles de veces más. 4Él bendecirá tus regalos compartiéndolos contigo. 5Y así, el poder y fortaleza de éstos crecerán hasta llenar el mundo de gozo y gratitud.

7. Acepta las gracias que Él te da y dale las tuyas durante quince minutos en dos ocasiones hoy. 2comprenderás a Quién le das las gracias, y a Quién le da Él las gracias según tú se las das a Él. 3Esta santa media hora que le dediques te será devuelta a razón de años por cada segundo; y debido a las gracias que le das, tendrá el poder de brindarle la salvación al mundo miles y miles de años más pronto.

8. Acepta las gracias que Él te da, y comprenderás con cuánto amor te conserva en Su Mente, cuán profundo e infinito es el cuidado que te prodiga y cuán perfecta es Su gratitud hacia ti. 2Acuérdate de pensar en Él cada hora y de darle las gracias por todo lo que Él le ha dado a Su Hijo para que éste pueda elevarse por encima del mundo, y recordar a su Padre y a su Ser.

¿Qué me enseña esta lección? 

El mayor regalo que he recibido, es tener consciencia de quién soy verdaderamente. Por ello, doy gracias a Dios. 

Doy gracias, por haberme permitido ver que todos y cada uno de mis hermanos conforman el rostro de Dios. Estoy aprendiendo, cada día, a mirarlos de una forma diferente. Trato de trascender la imagen de su cuerpo, y, en su lugar, veo la luz de su ser espiritual, repleto de amor. En vez de ver su enemistad, su maldad, su odio, su ataque, veo su inocencia y su impecabilidad. 

Doy gracias a Dios, pues su Espíritu es la Fuerza que me aporta la certeza de que estoy contribuyendo al Plan de Salvación y que estoy cumpliendo con mi función, la de amar y perdonar. 

Doy gracias a Dios, pues me permite poner en Sus manos todos los asuntos que me mantienen ocupados y faltos de paz. 

Doy gracias a Dios, pues Él me acompaña y me guía. 

Doy gracias a Dios, porque me ha permitido ver la realidad; porque me ha permitido ver que nunca he sido expulsado del Paraíso, dispuesto por Él, para que gocemos de su Dicha y de su Paz.


Ejemplo-Guía: "Es de bien nacidos, ser agradecidos"

Comparto un artículo que he encontrado en la red, escrito por Susana Terrones, en la web udep.edu.pe/castellano actual. Me ha gustado, porque nos ofrece una amplia descripción de los términos gracias, agradecido y gratitud. 

La palabra gracias proviene del latín singular gratia (‘gracia’), que originariamente hacía referencia a la ‘honra y alabanza que se tributaba a otro’. En la actualidad, el DRAE (2001) la registra con el significado de ‘cualidad o conjunto de cualidades que hacen agradable a la persona o cosa que las tiene’ y ‘don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita’. En este sentido, gracia adquiere otras acepciones como las de atractivo, afabilidad y buen modo en el trato con las personas: “Tiene gracia”; perdón o indulto: “Le concedieron la gracia del indulto”; habilidad y soltura: “Baila con mucha gracia”; capacidad de alguien o de algo para hacer reír: “Es una mujer con mucha gracia”; proeza, hazaña, mérito: “La gracia de esa madre fue la de salvar a su hijo”. En plural se usa como expresión de agradecimiento: “Gracias”, “Muchas gracias”, “Mil gracias”, “Un millón de gracias”.

Gracia también se entiende como el favor sobrenatural y gratuito que Dios concede al hombre para ponerlo en el camino de la salvación: “Hemos de procurar estar en gracia de Dios”, y se suele usar como nombre de pila: “Gracia lee el diario solo los domingos”. Por otro lado, se emplea para formar sintagmas del tipo: “año de gracia”, “estado de gracia”, “golpe de gracia”, “tiro de gracia”, “acción de gracias”, “hacimiento de gracias”, o locuciones verbales como “hacer o tener gracia” (‘divertir, entretener, recrear’), “caer en gracia o tener gracia” (‘ser ameno, gracioso o chistoso’), o las expresiones irónicas: “¡Qué gracia!”, “¡No me hace ninguna gracia!”, para rechazar la pretensión de alguien o para manifestar fastidio o disgusto. 

Gracias, con el significado de ‘agradecer’, proviene a su vez de la frase latina gratias agere (‘dar gracias’) y guarda relación con el adjetivo latino gratus (‘agradable, agradecido’). Se dice que gratiay gratus presentan la misma raíz indoeuropea que genera en latín el préstamo literario Charites o Cárites para referirse a las Gracias de la mitología griega, que eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad: Aglaya (‘Belleza’), Eufrósine (‘Júbilo’) y Talía (‘Festividades’). 

Con el sentido de ‘dar gracias’ se han creado otras palabras como gratitud (‘sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera’), graciable (‘inclinado a hacer gracias, y afable en el trato’), gratificar (‘recompensar o galardonar con una gratificación o dar gusto, complacer’), gratificación (‘recompensa o remuneración fija que se concede por el desempeño de un servicio o cargo, la cual es compatible con un sueldo del Estado’), congratular (‘manifestar alegría y satisfacción a la persona a quien ha acaecido un suceso feliz’), etc. En ocasiones, aparece en diálogos: “–¿Cuánto te debo? –Las gracias”. 

No dejemos, pues, de tener este gesto de cortesía con los demás. Sepamos aprovechar las ocasiones para dar las gracias, ya que como dice Jaime Septién: “el agradecimiento es uno de los dones de la verdadera nobleza de corazón y funda una estética: la belleza de una comunicación que antepone al otro al interés meramente personal”. 

Un Curso de Milagros utiliza en muchas ocasiones los términos gratitud, gracias y agradecido y lo hace convirtiéndose en una guía que favorece el reencuentro con nuestra verdadera identidad. Por ejemplo: 

"Si le estás agradecido a tu hermano, le estarás agradecido a Dios por lo que El creó. Mediante tu gratitud podrás llegar a conocer a tu hermano, y un momento de verdadero reconocimiento convierte a todo el mundo en tu hermano porque cada uno de ellos es Hijo de tu Padre" (T-4.VI.7:4-5).

"Yo no necesito gratitud, pero tú necesitas desarrollar tu mer­mada capacidad de estar agradecido, o no podrás apreciar a Dios. Él no necesita que lo aprecies, pero tú sí. No se puede amar lo que no se aprecia, pues el miedo hace que sea imposible apreciar nada. Cuando tienes miedo de lo que eres no lo apre­cias, y, por lo tanto, lo rechazas. Como resultado de ello, enseñas rechazo" (T-6.I.17:1-5). 

"La única reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las perci­bes correctamente, son capaces de traer amor a tu conciencia” (T-12.I.6:1-2).

"Y Dios se siente feliz y agradecido cuando le das las gracias a Su perfecto Hijo por razón de lo que es. Y todo Su agradecimiento y felicidad refulgen sobre ti que haces que Su alegría sea total, junto con Él. Y así, tu alegría se vuelve total. Aquellos cuya voluntad es que la felicidad del Padre sea total, y la suya junto con la de Él, no pueden ver ni un solo rayo de oscuridad. Dios Mismo ofrece Su gratitud libre­mente a todo aquel que comparte Su propósito. Su Voluntad no es estar solo. Ni la tuya tampoco" (T-25.II.9:7-13).

"Es de bien nacidos, ser agradecidos". He querido utilizar este refrán popular como ejemplo para presentar el debate de la gratitud, del agradecimiento y concluir el profundo significado que encierra dicha actitud. Para mí, se trata de una manifestación de nuestra verdadera identidad espiritual, de nuestra condición amorosa.

Para entender el concepto de ser "bien nacido" hay que recordar que el concepto de honor entronca con el de familia, siendo heredable el buen concepto que de una persona se tenga.

Si esta visión, con claros argumentos procedente del ego, la planteamos en términos espirituales, el término "bien nacido" y "agradecido" encuentra su sentido más profundo en el linaje espiritual del cual procedemos. Nuestra verdadera familia, es la Filiación, la cual tiene un sólo origen, la Fuente de donde hemos emanado: Dios.


Reflexión: ¿Has oído la Voz del Espíritu Santo? ¿Qué sensación te ha producido?

Capítulo 9: LA ACEPTACION DE LA EXPIACION. I. La aceptación de la realidad

  CAPITULO 9 LA ACEPTACIÓN DE LA EXPIACIÓN   I. La aceptación de la realidad . 1. Tener miedo de la Voluntad de Dios es una de las c...